La primera cazarécords de la historia de la automoción
Que una mujer compitiese en carreras de coches a principios del siglo XX era algo extraño. Dos mujeres corriendo una al lado de la otra, dos hermanas, era aún más inédito. Esa fue la historia de Violette Cordery, una rompedora de récords de larga distancia en múltiples ocasiones que, a menudo, acompañaba a su hermana menor, Evelyn, en sus hazañas.
Al igual que con muchas de las corredoras de principios de siglo, sabemos poco sobre la vida de Violette Cordery antes de su vida en las carreras. Nació en Londres como producto del segundo matrimonio de su padre, Henry. Probablemente, su interés en correr lo encontrase a través del esposo de su hermanastra mayor, Noel Macklin, que era un fabricante de automóviles. Contrató a Cordery como su conductora en 1915 tras lesionarse en la Primera Guerra Mundial. Cinco años más tarde, a los 18 años, ya estaba compitiendo en la pista de Brooklands.
Ese fue su primer año en el mundillo de las carreras. Pilotó un Silver Hawk, el vehículo construido por su cuñado, en la subida a la colina de South Harting. También condujo una motocicleta Eric-Campbell fabricada por Macklin en un par de eventos para discapacitados del British Motor Cycle Racing Club. Además, ganó varias citas en Brooklands entre 1920 y 1921, lo que la convirtió en la primera mujer de la historia en tener un récord oficial en la pista, siendo la precursora de otras muchas que aún estarían por llegar haciendo respetar su increíble valía.

Estimulada por el éxito en carreras de corta distancia, Cordery decidió intentar romper un récord de contrarreloj, nueva y probablemente impulsada por su cuñado. En 1921, los coches todavía eran un fenómeno bastante nuevo, y los fabricantes utilizaban las carreras de resistencia y las pruebas de velocidad como puntos de referencia para el progreso. El objetivo era ir más rápido, viajar más lejos y correr más tiempo que cualquiera de la competencia, lo cual no era poca cosa teniendo en cuenta que la barrera de los 200 km/h se rompió en 1906.
Para ese intento de enero de 1921, Cordery formó parte del equipo de dos personas que rompió varios récords para la clase de 1.500 centímetros cúbicos, entre ellos: el récord de 200 millas (322 kilómetros), el récord de cuatro horas y el récord de 250 millas (402 km). Ella y su copiloto lograron recorrer las primeras 200 millas en tres horas y 10 minutos, necesitando cuatro horas y cinco minutos para las 250 millas; en cuatro horas, viajaron 244 millas (393 km). Dado que los registros no eran como hoy día, es difícil saber si eso era realmente cierto.
Pero Cordery, ciertamente, apareció en los titulares de una manera que ninguna otra mujer lo había hecho antes. Es complicado saber qué hizo Cordery después; pues hay quien dice que ella continuó compitiendo, pero no hay muchos. Sabemos que corrió en un rally de seis días en 1922, donde fue la única mujer en terminar después de alcanzar todas sus marcas, pero eso es todo. Reencontró su rumbo en 1925, cuando Macklin decidió que Cordery sería la cara y la conductora de su modelo Invicta, cuando ganó la carrera de media milla en Brooklands.

Pero fue en 1926 que ella realmente brilló. Como miembro de un equipo de seis pilotos, Cordery ayudó a establecer una serie de récords bastante impresionantes al volante de un Invicta de seis cilindros y 19,6 CV. Fueron el primer equipo en completar un total de 10.000 millas (16.000 km) en 10.000 minutos (166,6 horas), con un descanso de solo dos minutos y medio entre períodos de tres horas. Ahí, Cordery mostró sus habilidades como piloto de resistencia. La única mujer en el equipo, condujo caso el doble de tiempo que sus compañeros masculinos.
Sus otros récords incluyeron establecer la velocidad más rápida en esas 10.000 millas, 15.000 y 25.000 kilómetros. Desde marzo hasta julio de ese año, Cordery llegó a varias pistas de carreras, pero Macklin quería que estableciera aún más récords. Esta vez pasó cuatro días batiendo otros seis récords de larga distancia en el circuito de Montlhery. en Francia. Entre sus logros, promedió 70,7 mph (113,8 km/h) por 5.000 millas (8.047 km) consecutivas. Sus éxitos le valieron el Trofeo Dewar por “la actuación observada más meritoria” del Royal Automobile Club (RAC).
¿Qué fue lo siguiente? Bueno, era hora de aventuras aún más grandiosas. En 1927, dio la vuelta al mundo en cinco meses, recorriendo 16.520 km a una velocidad media de 36,6 km/h. Su única compañía durante el viaje fue una enfermera, un mecánico y un observador de RAC que estaba allí para asegurarse de que Cordery fuera la única persona detrás del volante. Eso la convirtió en la primera mujer en viajar alrededor del mundo, en parte para demostrar la fiabilidad del Invicta, pero principalmente para ilustrar a una mujer aventurera tan capaz como otro hombre.

Lo que hizo que todo fuera un poco más impresionante fue que Cordery comenzó el viaje con el brazo en cabestrillo como resultado de una fiebre paratifoidea. Su Invicta de seis cilindros había sido modificado para el viaje con un chasis más fuerte, asientos plegables para que Cordery y su enfermera los usaran como camas, y una carpa plegable en el costado para alojar a los hombres. Y sí, Cordery, de hecho, empacó varios vestidos de noche, por si acaso. Después de cinco meses en el extranjero, Cordery se tomó un tiempo para recuperarse en casa.
Aunque no duró mucho su retiro, pues en 1929, Cordery estaba ansiosa por volver al volante, y esta vez decidió traer a su hermana Evelyn, de 18 años. Las hermanas Cordery no eligieron una tarea particularmente simple: tenían la intención de conducir 30.000 millas en 30.000 minutos. Y en Brooklands, hicieron exactamente eso. Ambas mujeres dividieron la conducción durante 12 horas cada día desde finales de junio hasta mediados de agosto. Fue una hazaña digna de otro Trofeo RAC Dewar, convirtiéndola en la única persona en recibido dos veces.
Sin embargo, poco después, Violette Cordery se asentó. Mientras tomaba lecciones de vuelo, conoció a un hombre llamado John Stuart Hindmarsh, que era piloto y teniente en el Royal Tank Corps. Él mismo era un entusiasta de las carreras y posiblemente se sintió atraído por el espíritu de Cordery. Desafortunadamente, en el compromiso, Cordery anunció que dejaría de competir una vez que se casara, y después de la boda el 15 de septiembre de 1931 solo se registraron una participación en un puñado de carreras. En cambio, dio a luz a dos hijas.

La primera fue Susan, en 1932, y luego vino Sally en 1935. La primera se casó con Ray Salvadori, él mismo piloto de carreras. Mientras tanto, Hindmarsh tomó el mando en las carreras. Cordery formó parte del equipo que ganó las 24 Horas de Le Mans de 1935, y él también participó en un equipo que viajó a Salt Lake City, Utah, para intentar romper 20 récords mundiales automotrices. Y solo unos días antes del séptimo aniversario de la pareja, Hindmarsh falleció en un accidente aéreo probando el avión Hawker Hurricane hasta que algo salió mal.
Después de eso, Cordery desapareció de la vista pública, probablemente cuidando a su familia y encontrando un significado más tranquilo hasta su muerte el 30 de diciembre de 1983, cuando tenía 83 años. La vida de Cordery muestra la interesante dualidad de la mujer en ese momento. Una de las corredoras más exitosas en la década de 1920, todavía se esperaba que le cediera el manto a su esposo después de que los dos se casaran, en lugar de asumir los roles igualmente desafiantes de esposa y madre mientras su esposo se sentaba al volante.

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