Recordamos al Aston Martin Virage, el último construido a mano por la firma de Gaydon

Aston Martin es un nombre que evoca deportividad y glamour a partes iguales, con modelos tan icónicos como el DB5 por su aparición en múltiples misiones del espía británico más famoso del mundo, James Bond (t.c.c. 007). Conocida sobre todo por sus coupés artesanales de alta gama, la firma británica no siempre ha disfrutado del reconocimiento que se merecía ni sus coches del lujo que pretendían emular, pero destilan clase y el Aston Martin Virage es el último de una era.

Querido entusiasta, no te descubro nada si te digo que Aston Martin nunca ha contado con la seguridad financiera que mereciese. La era de David Brown llegó a su fin en 1972, momento en el que William Willson, de Company Developments, entró en escena, seguido por el empresario estadounidense Peter Sprague y el promotor inmobiliario oficial británico Alan Curtis. En 1981, Sprague y Curtis vendieron la empresa a Victor Gauntlett, de Pace Petroleum, y Tim Hearley, de C.H. Industrials (CHI, para los amigos).

Tras algunas malas decisiones gestiones financieras no muy halagüeñas, Pace y CHI tuvieron que vender la compañía en crisis en 1987 a Ford, pero fue bajo estos dos que Aston Martin comenzó a desarrollar el último automóvil verdaderamente hecho a mano de la compañía. Un reemplazo para el linaje del V8 original. El musculoso Virage se presentó al mundo en el Salón del Automóvil de Birmingham de 1988, y su forma de cuña y anchura lo dotaban de una gran postura asentada sobre la carreta, con líneas sencillas y limpias.

Situado por encima del Aston Martin DB7 de seis cilindros, el Virage y las variantes posteriores son tremendamente coleccionables hoy en día. Solo se produjeron 1.050 unidades entre 1989 y el 2000, lo que lo hace extremadamente raro en comparación con el mencionado DB7 y el quizás más famoso Vanquish (otro modelo empleado por Bond, en Otro día para morir). Basado en un chasis Lagonda, el Virage es 306 milímetros más corto que el sedán de lujo de cuatro puertas y 75 mm más largo que la antigua serie V8.

A nivel estructural, los brazos oscilantes dobles en la parte delantera, un eje trasero de Dion, un varillaje Watts, barras de refuerzo triangulares y amortiguadores firmados Bilstein hicieron que el gran turismo fuera muy capaz, al menos para esa época, en las curvas. Los frenos de disco de 330 mm delante –ventilados– y de 284 mm detrás –macizos– proporcionaron una gran potencia de frenada. En marcado contraste con el Lagonda, los frenos posteriores se reubicaron hacia el exterior de las ruedas para facilitar su reemplazo.

Un depósito de gasolina de 103 litros apaga la sed del motor V8 diseñado por Tadeusz “Tadek” Marek que se estrenó en el DBS V8 en 1969. Con una cilindrada de 5.340 centímetros cúbicos, este propulsor con doble árbol de levas en cabeza (DOHC), inyección de combustible secuencial electrónica Weber Marelli y culatas desarrolladas por el especialista estadounidense en Corvette Callaway, aún era lo suficientemente bueno como para desarrollar 330 CV de potencia a 6.000 RPM y ​​475 Nm de par motor a apenas 4.000 RPM.

Disponible había una caja de cambios manual de cinco relaciones creada por ZF Friedrichshafen o bien una transmisión automática de tres velocidades de origen Chrysler (la famosa TorqueFlite) para llevar toda la energía del motor a las ruedas tarseras. La transmisión de fila propia con una configuración de tres pedales es la más rápida de las dos, prometiendo un sprint de 0 a 100 km/h en solo 6,2 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h. Son cifras muy respetables para un coupé que coqueteaba con las dos toneladas de peso.

La carrocería de aluminio moldeado a mano y los parachoques de fibra de vidrio complementan a los faros delanteros del Audi 200 y las luces traseras del Volkswagen Scirocco; no, no es broma. Musculoso por fuera, el Virage estaba en un estamento diferente al Lagonda. A bordo se repetía la misma tónica gracias al uso de materiales mucho mejores y a una calidad de construcción que mejoraba a la de sus últimos predecesores. Por supuesto, no faltaba abundante cuero cubriendo cada hueco posible ni madera de nobles árboles ingleses.

Aunque Ford Motor Company tomó el control de Aston Martin un año antes de la presentación del Virage, el gran turismo deportivo 2+2 había sido equipado con interruptores, mandos y diales varios de la firma estadounidense para reducir los costes de desarrollo y de la producción. Pero a diferencia del DB7, los componentes de la marca del óvalo azul no sobresalen como un grano en la punta de la nariz. Ciertamente, si rascabas el cuero de la llave, ponía “Ford”, pero también es loable que Aston Martin hiciera lo posible por ocultarlo.

La versión descapotable, denominada Volante con un techo practicable de lona, se presentó en el Salón del automóvil de Birmingham en octubre de 1990. Luego, Aston Martin lanzó el paquete de conversión para aumentar la cilindrada del corazón mecánico a 6.3 litros en enero de 1992. ¿A que no adivinas a cuánto se vendía esta opción? 50.000 libras esterlinas, unas 94.000 libras de hoy, que equivalen a unos 110.000 euros, aproximadamente, además del precio de acceso al coche de 135.000 libras (300.000 euros actuales, aprox.).

Eso sí, esos 1.007 centímetros cúbicos extra y el sistema de gestión electrónica del motor (ECU) reajustado ayudaban a que el enrome ocho cilindros atmosférico generase 465 CV y 625 Nm a 6.000 y 4.000 vueltas por minuto, respectivamente. Desde el punto de vista estético, la vertiente de 6.3 es fácilmente reconocible gracias a sus aletas ensanchados, aunque un ojo entrenado lo podrá identificar también por sus discos de frenos y pinzas más grandes, y sus neumáticos más anchos, así como por las llantas con un diseño específico.

En septiembre de 1992 es cuando se lanzó el Vantage con un V8 doblemente sobrealimentado, basado en la unidad de 5,3 litros del Virage. Con una potencia nominal de 550 CV y 745 Nm, esta versión se actualizó aún más en 1998 con la especificación “V600”. Como bien su nombre indica, la “V” significa “Vantage” y “600” designa los caballos de fuerza (que no de vapor). También vale la pena señalar que Aston Martin decidió reemplazar la denominación “Virage” en 1996 a favor de “V8 Coupe” y “V8 Volante” de cara al año-modelo 1996.

La última evolución de la serie Virage de Aston Martin honraba la victoria del fabricante británico en las 24 Horas de Le Mans de 1959. Solo 40 ejemplares se construyeron bajo la nomenclatura “V8 Vantage Le Mans”, un monstruo de más de 612 CV y 821 Nm fueron producidos entre 1999 y el 2000 por encargo especial, con detalles exteriores exagerados, un llavero de plata esterlina y un dial de velocidad máxima tarado a 200 mph (322 km/h). Esta versión declaraba un 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y una punta de 320 km/h, impresionante.