¿Qué es el denominado “efecto elefante”? ¿Cómo puedo evitarlo?

Una peligrosa situación que magnifica los daños en un accidente

El origen de la expresión “efecto elefante” viene de una campaña publicitaria francesa que advertía sobre “no viajar con un elefante en el asiento trasero”. Es una metáfora referida al peso y fuerza con el que un ocupante de la segunda fila de asientos puede impactar sobre la primera fila, una metáfora que, en caso de accidente, se convierte en una realidad más que patente.

Porque si bien se han emitido innumerables advertencias durante años sobre los peligros de no abrocharse el cinturón de seguridad en el asiento posterior de cualquier vehículo, esos mismos pasajeros pueden convertirse en misiles humanos en un choque y lesionar a los que están delante. Por esta razón, en esta ocasión vamos a describir qué es el “efecto elefante”, cuáles son sus peligros y cómo es posible evitar una consecuencia que podría resultar fatal en un accidente.

¿Qué es el denominado “efecto elefante”?

¿Y si te dijéramos que todo conductor podría ser aplastado por la fuerza de un elefante en el momento de tener un accidente cuando el pasajero del asiento trasero no está usando el cinturón de seguridad? Difícil de creer, ¿verdad? Sin embargo, nada más lejos de la realidad, más de una cuarta parte de los accidentes de tráfico que resultan mortales es debido a la indecencia de no llevar puesto el cinturón de seguridad, siendo a estas alturas una prioridad en la agenda de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Pero no abrocharse el cinturón no solo es peligroso para el individuo en cuestión. Ya sea el conductor u otros pasajeros que hayan hecho lo correcto y se hayan puesto el cinturón de seguridad, estos podrían sufrir lesiones o incluso morir si otras personas no cumplen con los requisitos legales de seguridad. En algunos incidentes de gravedad, los pasajeros posteriores han impactado y aplastado los asientos delanteros del vehículo porque no llevaban puesto el cinturón –o no como debiesen–. Esto es lo que llamamos el “efecto elefante”.

En un choque a 60 km/h, un pasajero del asiento trasero sin sujeción golpeará los asientos delanteros con una fuerza de alrededor de 30 veces su propio peso corporal, que podría ser de hasta tres toneladas, similar a la de un pequeño elefante. Por ejemplo, un ocupante de 75 kilos de masa impactaría contra el asiento delantero con una fuerza de 4,2 toneladas en caso de una fuerte deceleración, algo que ya se asemeja a un elefante adulto; un niño sin su sistema de retención anclado saldría despedido con una fuerza superior a las 2 Tm.

Tampoco podemos olvidar que esta situación también se podría dar cuando se viaja con una mascota u objetos de forma incorrecta. Los animales también tienen que ir con sus propios sistemas de retención, que además de ilegal, no hacerlo supone un riesgo adicional en caso de accidente. Asimismo, los objetos sueltos a bordo pueden multiplicar su fuerza por 40 en caso de vivir un impacto a 50 km/h, y aumenta según se vaya más rápido: un ordenador de un par de kilos podría ejercer una fuerza de 275 kg en un choque a 90 km/h.

¿Cómo se puede evitar el “efecto elefante”?

Muy fácil, poniéndote el cinturón de seguridad, independientemente de si viajas delante o detrás. También es altamente recomendable comprobar que la silla infantil está anclada en los Isofix un par de veces para evitar tener que lamentar consecuencias. Porque no llevar el cinturón puesto no es solo los 200 euros de multa y la pérdida de tres puntos en el carné de conducir, es la causa del 20 % de las víctimas mortales en accidentes de tráfico y se calcula que, el 50 % de ellas, podrían haberse salvado con solo abrocharse el cinturón.

Muchos adultos y niños eluden la idea de usar un cinturón de seguridad mientras viajan en la parte trasera, pero en realidad es tan importante como usarlo al frente. La idea de que el asiento posterior es menos peligroso que los delanteros es, simplemente, falsa, y el que diga lo contrario miente. Prueba de ello la podemos ver en un vídeo proporcionado por el IIHS (el equivalente estadounidense a nuestra Euro NCAP) que hay bajo estas líneas. Así que recuerda: vayas donde vayas, siempre que arranques el coche, ponte el cinturón.