Porsche Cayenne atraviesa una casa en Ibiza
Parece imposible pero ocurrió de verdad. Y lo mejor (aparte de que nadie resultó herido) es que el coche acabó en una cama. Lugar donde sin duda al que debería haber ido el conductor antes de coger el coche.
Y es que el conductor, un hombre de 50 años, duplicaba la tasa de alcoholemia permitida. En el asiento del copiloto viajaba una mujer joven, que salió corriendo tras el impacto.
La imagen del accidente nos hace una idea de la violencia del impacto y de la velocidad a la que iba el coche.
La casa se encuentra situada en la Calle de Olot, al lado de una rotonda sin peligrosidad. La vivienda estaba ocupada por cuatro turistas españoles que en ese momento, por suerte, se encontraban en la terraza y no acostados.
El Porsche, con el impacto, abrió un hueco de más de dos metros de alto por uno y medio de ancho, haciendo desprender todos cascotes y parte del techo sobre la cama.
En ocasiones, solo la suerte marca la diferencia entre una anécdota y una tragedia.
